En el antiguo Egipto, el escarabajo como amuleto simbolizaba protección, suerte y éxito.
Se creía que este amuleto tenía el poder de proteger a su portador de peligros, atraer buena fortuna y garantizar el éxito en sus emprendimientos, tanto en la vida como en el más allá. Por eso, era común llevarlo como colgante para asegurar un destino favorable.